Docentes del Posgrado en Gestión Integral de Empresas Industriales y de Servicios de la Universidad Nacional de Quilmes reflexionan sobre los diversos impactos de la pandemia en las pymes y proponen líneas de acción atendiendo al corto, mediano y largo plazo.
La cuarentena y demás medidas que se tomaron en la mayoría de los países del mundo como respuesta al brote de la enfermedad del coronavirus 2019 (COVID-19) han tenido un impacto significativo en la economía mundial, los mercados financieros globales, como así también en las pymes. Si intentamos hacer una lista de esas consecuencias podríamos mencionar: detención total o parcial en la producción, interrupciones en cadenas de suministro, falta de disponibilidad de personal, reducciones en ventas, utilidades y productividad, cierre de industrias y comercios, demoras indefinidas en las expansiones de negocios planificadas, dificultades para sostener o aumentar el financiamiento, inestabilidad general y consecuente mayor volatilidad en el valor de los instrumentos financieros, reducción casi total de turismo, interrupciones de viajes no esenciales y deportes, actividades culturales y de ocio. La lista podría seguir y seguramente cada lector podrá enriquecerla y adecuarla a las actividades que conozca mejor.
“Nuestro país no es una excepción y, consecuentemente, los estados contables de las sociedades argentinas tampoco”, expresa el Mg. Héctor Paulone, profesor de la materia Información contable para la toma de decisiones. Asimismo, los entes deben considerar cuidadosamente sus circunstancias particulares y exposiciones al riesgo al analizar cómo los eventos recientes pueden afectar sus informes financieros en general y la información contable para la toma de decisiones en particular. La información contable y el análisis e interpretación de Estados Contables confiables es un aspecto fundamental de las empresas en cuanto a la toma de decisiones económicas, principalmente, por el contexto competitivo y globalizado en que deben actuar en el presente. Esta situación debe transmitir todos los efectos materiales del COVID-19 y es independiente del tamaño de cada compañía dado que la necesidad de contar con información útil para la toma de decisiones es un elemento básico para su desarrollo. Para los estados contables de presentación tanto los organismos de contralor como los consejos profesionales ya han sancionado normas a considerar en la información complementaria que forma parte de los estados contables y los correspondientes informes de los auditores a partir de los cierres al 31.12.2019. Debemos recordar y resaltar que los estados contables y demás información financiera extracontable, excepto que se aclare expresamente lo contrario, aplican el concepto de “empresa en marcha” y acá hay una de las claves imprescindibles para comprender la realidad económica actual. El primer paso será verificar que el ente al que se refiere la información contable sea una empresa en marcha, es decir en funcionamiento, y que continuará sus operaciones durante un período de tiempo razonable. A partir de allí no solo debemos considerar los efectos en la información que se refiere al periodo afectado por los efectos del COVID-19 sino tener especial consideración cuando comparemos la información de ese periodo con los anteriores y posteriores para que, precisamente, dicha comparabilidad tenga consistencia. Esta es solo una aproximación a un tema que tiene varios aspectos que seguramente ameritan un análisis más profundo.
El Cdr. especialista en tributación Roberto Córdoba, profesor de la materia Planeamiento y gestión impositiva enuncia: “En la cuestión netamente de gestión tributaria, vemos una profundización en la informatización de todas las cuestiones relativas a facturación, cobranzas, distribución, registraciones contables y liquidación de tributos; el aislamiento ha venido a reforzar la tendencia que veníamos viendo en los últimos tiempos, en el sentido de un mayor y mejor control de las operaciones comerciales que se han desarrollado; la disminución de las operaciones en efectivo, y el consiguiente mayor uso de tarjetas de débito o crédito, así como nuevos métodos de pago virtuales, permiten por parte del fisco un mayor control tributario, algo altamente buscado desde hace mucho tiempo por parte de la Administración; lo más probable es que el nivel alcanzado de utilización de medios digitales, no disminuya el día que se salga de esta situación que estamos viendo… sino para quedarse, sin dudas. La preliquidación administrativa de IVA por parte de AFIP, es algo que casi con seguridad veremos más pronto de lo esperado, dado el grado de avance que han alcanzado los sistemas con que cuenta la Administración; obviamente esto no es algo que haya sido consecuencia de la pandemia, sino que es un anhelo de vieja data que se ha visto favorecido por las circunstancias, y por el cual se viene trabajando desde hace mucho. No sorprendería tampoco que tal circunstancia sea aprovechada por los Estados Provinciales para intentar hacer algo similar, veremos lo que pasa en los próximos tiempos.”
“Como en cualquier tormenta (y esta es una tormenta perfecta), lo primero será intentar llevar la nave a buen puerto” advierte el Mg. Gustavo Muñoz, profesor de Gestión del financiamiento. Sin embargo, en algún momento las aguas se aquietarán. Cuando ello ocurra, quedarán instalados probablemente varios cambios estructurales (difíciles de predecir hasta tanto la calma no regrese) y, con mucha más seguridad, una conciencia diferente respecto a la vulnerabilidad financiera, sus consecuencias y la necesidad de gestionarla de un modo distinto (en especial en las Pyme). Luego de lo ocurrido, es de esperar que las empresas busquen desarrollar un manejo mucho más profesional de sus riesgos financieros (particularmente del de iliquidez). Para ello, deberán complementar la gestión meramente transaccional de la tesorería con un mayor conocimiento de las opciones de financiación disponibles en cada momento (incluyendo instituciones y prestamistas especiales), al tiempo que recorrer una curva de aprendizaje sobre las características de los diferentes instrumentos financieros existentes (en especial los menos tradicionales), y desarrollar relaciones más profundas con los intermediarios y mercados financieros. Todo esto les permitirá contar, a futuro, con una mayor capacidad de respuesta. Los posibles cambios estructurales, tal como mencionamos, son difíciles de avizorar sin hacer bastante de futurología, pues la pandemia está lejos de haber disipado su impacto inmediato y directo, tanto sobre la salud como sobre la economía. Pero si tuviéramos que avizorar uno relevante para las Pyme de nuestro país, el mismo sería la incorporación de nuevos actores en el mercado de medios de pago electrónicos. Esto se espera sea altamente beneficioso a largo plazo, pues la actividad está actualmente concentrada en muy pocos actores que cargan, para similares servicios, costos mucho más elevados que los de otros países de Latam. Este aumento de la competencia, si finalmente se concreta, impactará positivamente en la competitividad de las Pyme, pues estos servicios financieros resultan imprescindibles para desarrollar la actividad comercial en canales digitales en un mundo en el que, el e-commerce, asoma como uno de los pocos claros “ganadores” de una crisis sistémica de proporciones inéditas.
“Y hay que recordar que aún en el contexto de una crisis como esta que toca atravesar, puede haber oportunidades” destaca el Mg. Ramiro Ruiz del Castillo, profesor de la materia Evaluación de Proyectos de Inversión “se debe estar atento a las posibilidades que se puedan presentar para llevar adelante procesos de reconversión sectorial para la producción de bienes y servicios necesarios para enfrentar las demandas de la pandemia, y de esta manera desarrollar procesos de reorientación temporal de capacidades productivas ociosas con el objetivo de asegurar la provisión a gran escala de insumos esenciales para atender las consecuencias del Covid 19, o encarar desarrollos nuevos que busquen atender las nuevas demandas”.
Gestión Estratégica
“En lo que a la gestión de la calidad respecta, debemos asegurar el cumplimiento de los requisitos legales, del cliente y los de la propia empresa. Este hecho en sí representa, sin dudas, un gran desafío al considerar los “efectos secundarios” de la pandemia como lo son la posible disminución de personal, la modificación o la incorporación de nuevos procesos y controles, la falta de insumos, de materias primas o se servicios contratados, por nombrar algunos de ellos.” expresa el Ing. Gerardo Blasco, profesor de Gestión estratégica de la calidad. Estos efectos colaterales pueden conllevar a que se obtengan productos o servicios con una baja calidad, perjudicando el negocio a mediano o largo plazo. En este escenario, las herramientas utilizadas en la gestión de la calidad son imprescindibles tanto para asegurar la efectividad de los procesos, como para gestionar adecuadamente los cambios necesarios a llevar a cabo. La evaluación de riesgos, el análisis de contexto de la organización, la determinación de las necesidades y expectativas de las partes interesadas, el establecimiento de planes de respuesta ante emergencias y la gestión de proveedores, entre otros, son indispensables para minimizar riesgos o maximizar oportunidades.
“La estructura organizacional y la estrategia de la empresa, son dos aspectos centrales que se ajustan mutuamente, ninguna puede definirse al margen de la otra” enuncia el Esp. Maximiliano Pérez, Director del posgrado y profesor de la materia Dirección estratégica y tecnología, y continúa, “Si una Institución educativa que siempre brindó educación presencial toma la decisión estratégica de comenzar a capacitar a sus alumnos de forma virtual, esto en lo ideal, debería estar acompañado por el desarrollo de un área/departamento específico de e-learning enfocado en dar sustento a esta estrategia. Por otra parte, será fundamental reconocer las limitaciones que plantea la actual estructura, y ajustar los tiempos de la implementación a, por ejemplo, las necesidades de capacitación en docencia en entornos virtuales del actual equipo de docentes de la institución. La misma lógica se puede aplicar en aquellas empresas que se encuentra dando sus primeros pasos en el e-commerce, los cambios no se producen de la noche a la mañana”
Canales de comunicación y venta
Continuando con el tema del comercio electrónico, el Lic. Sebastián Torre, profesor de dicha materia, señala que “el efecto de la pandemia en la actividad comercial digital, es el crecimiento acelerado de la facturación de este canal de comercialización. En apenas 40 días, los niveles de facturación crecieron lo previsto para los próximos dos años, cuestión que evidencia el buen momento que se está viviendo en el sector. Si bien las tasas de crecimiento de comercio electrónico en Argentina venían creciendo a un promedio del 50% anual, esta nueva realidad ha provocado una estampida de compras online debido al confinamiento de los consumidores y las restricciones a la libre circulación que imposibilito a los consumidores de acercarse a los centros comerciales. Una vez que pasada la pandemia, se prevé que los consumidores online no cambien sus hábitos de consumo, por lo que cualquier empresa que desee sobrevivir a esta cambiante situación económica no debe olvidarse de la importancia que tiene el canal de ventas electrónico.”
El Mg. Fernando Luchetti, profesor de la materia Marketing de negocios, agrega “Las empresas independientemente de su tamaño deben ofrecer a sus clientes diferentes vías de contacto. Todas ellas, deben ser ágiles, precisas, coordinadas y asombrosas. Definitivamente, la omnicanalidad llegó para quedarse. Por eso, es muy importante colocar al cliente en el centro de la estrategia y brindarle diversos puntos de contacto físicos y digitales para que ellos reciban la mejor experiencia de compra y encuentren una adecuada solución a sus problemas”
Teletrabajo
El Esp. Sergio turquía, profesor del Gestión de Recursos Humanos expresa “Nos enfrentamos al cambio de paradigma sobre la preponderancia del trabajo desde casa. La vida laboral ya no es la misma y para ello el desafío mayor es mantener la integridad de la persona en relación con el trabajo colocando límites en la vida cotidiana familiar. Laborar en el mismo ámbito donde se desarrolla la vida familiar requiere responder nuevas preguntas. ¿Cómo medir la productividad del trabajador? ¿como regular las condiciones y medio ambiente del trabajo? Y que supone para el trabajador perder la cotidianidad de una oficina. Todo esto y mucho más es parte del desafío en este cambio de paradigma”
“Para muchos -empleados y/o empleadores- este cambio de paradigma que esta pandemia nos impone en el modo de trabajar y de relacionarnos con la tarea a través de una pantalla, puede convertirse en una oportunidad de aprendizaje, no sólo en el uso de las plataformas tecnológicas. La adaptabilidad, la flexibilidad, la resiliencia, la paciencia, la responsabilidad, la tenacidad, la capacidad para trabajar en equipo sin presencia del equipo, la capacidad de conducir equipos virtuales con seguridad han de ser competencias que fortalecidas serán muy valoradas en las organizaciones en el momento de la vuelta a la normalidad, independientemente de cuándo y cómo ella sea” expresa la Esp. Isabel Martínez, profesora de Aspectos de las relaciones laborales.
La pandemia también impactó en la esfera interna de las empresas indica la Abg. María Cristina Gaitán, profesora de Aspectos societarios de la Empresa expresa “El aislamiento social, preventivo y obligatorio no permite que las personas físicas que componen los órganos colegiados de la sociedad, puedan reunirse para la toma de las decisiones necesarias para su funcionamiento, dando como resultado su paralización. Desde la IGJ se tomaron medidas como la Resolución 11/2020 que permite las reuniones a distancia, aún en los casos que no esté previsto el mecanismo en el estatuto de la sociedad; medida muy útil para su reactivación. Aunque también provoca incertidumbres, por ejemplo: la implicancia de las decisiones tomadas cuando no sean unánimes; o cómo garantizamos la participación de todos los socios y el acceso a la información correspondiente. Estas y otras cuestiones tendrán que tenerse en cuenta en un futuro próximo, cuando esta emergencia concluya, ya que seguramente las nuevas tecnologías en las reuniones de los órganos societarios llegaron para quedarse.”
Algunas preguntas..
Finalmente señala el Esp. Maximiliano Pérez, todos conocemos la frase: “lo urgente no deja tiempo para lo importante”, que suele repetirse en el ámbito empresarial. Pero hoy más que nunca, toma vigencia y formular la estrategia general de nuestra empresa y de sus distintas áreas requiere tiempo y no reaccionar de forma desesperada. Si hoy nos lamentamos de no ingresar “a tiempo” al mundo online, la pregunta es: ¿Qué tenemos que hacer ahora para no lamentarnos a futuro, de quedarnos fuera del mercado y de las nuevas tendencias surgidas desde el inicio del COVID-19? tendencias como re-descubrir el placer de cocinar, celebrar un cumpleaños vía ZOOM, interactuar con muchos de nuestros amigos exclusivamente en redes sociales, o ejercitarse frente a una pantalla. Considerando lo expuesto, debemos prepararnos para una realidad que nos sorprende día a día. A continuación se plantean algunas preguntas disparadoras: ¿Cuáles son los nuevos marcos legales que van a afectar nuestra actividad? ¿Cuáles son los posibles escenarios? ¿Cómo serían afectados nuestros procesos críticos en cada uno de ellos? ¿Cuáles serían los riesgos? ¿Cuáles las oportunidades? ¿Podemos aprovechar las circunstancias para capacitarnos y capacitar a nuestros empleados? ¿Qué están haciendo nuestros competidores frente a la pandemia? ¿Qué podemos aprender de ellos? ¿Cómo responden las empresas en el mundo en rubros similares al nuestro? ¿Podemos establecer acuerdos de asistencia mutua con otras empresas y/o proveedores? ¿Existen instituciones que brindan asistencia a las pymes? ¿Podemos solicitar ayuda para evaluar situaciones concretas? ¿Están dadas las condiciones para que nuestros empleados trabajen desde su casa? ¿Escuchamos sus necesidades? ¿Se pueden negociar nuevos acuerdos? ¿Incentivamos a nuestro equipo a proponer ideas creativas? ¿Cómo vamos a medir su desempeño? ¿Tomamos las medidas para que las comunicaciones sean seguras? ¿Perdimos el miedo a la tecnología? ¿Incorporamos tecnología open source gratuitos en los procesos? Si bien la lista no es exhaustiva, nos invitan a pasar de un pensamiento rígido a un pensamiento enfocado en la acción.